sábado, 2 de mayo de 2009

Capítulo 16

A las nueve suena el despertador y se repite lo mismo que la mañana anterior. Tras ducharnos y desayunar, limpiamos un poco la casa y luego cojo el coche y voy con mi hermana a casa de Pablo, se que hoy es su día libre, pues es viernes. Ya son las once de la mañana y estamos en el portal. Yo estoy un poco nerviosa, pues tengo miedo de lo que pueda decirme Pablo así que mi hermana dice que tiene que comprar algo y que luego subirá a su casa. Obviamente lo hace para dejarnos solos y yo se lo agradezco. Al llamar al timbre, Pablo me abre y subo al tercer piso, donde él espera con la puerta abierta. Durante un momento nos quedamos los dos parados en silencio, él con la mirada severa, pero tras unos momentos así, me lanzo a abrazarle y él suspira aliviado, mientras me corresponde al abrazo.
- Perdóname, perdóname. De verdad no sabía lo que decía, estaba asustada...
- Shhh, tranquila, no digas nada, no digas nada. –entramos en su apartamento y cierra la puerta. Nos sentamos en el sofá cara a cara.- Lucía, yo voy a esperarte, no me importa que ahora no estés preparada para casarte, realmente, ni siquiera sé si yo mismo estoy preparado, yo sólo...
- No, no hace falta, no hace falta, pues... sí quiero casarme contigo.
- ¿Cómo dices? –Me mira totalmente atónito.
- Que sí quiero casarme contigo, ser tu esposa, tu mujer.- ¡Lucía! –No puede reprimir un grito de alegría mientras me abraza. Entonces los dos reímos mientras disfrutamos de un momento mágico...- Pero tengo que decirte algo también... es algo importante. Necesito un poco de tiempo. A que pase lo de Carol. Ahora mismo no me imagino preparando una boda mientras que ella está... –Respiro profundamente para reprimir mi tristeza.- tan mal... en una cama.
- Tranquila, mi amor. yo también creo que es lo mejor, además, tiene que ponerse buena tu madrina, ¿no? –Sonrío enamorada. En este momento llaman al portero.
- Ah, ésa debe ser Cristina, ha ido a comprar algo. –Le abrimos y cuando sube nos mira sonriendo y dice que no encontró lo que buscaba y al vernos agarrados, añade. Pero creo que vosotros sí.
- Bueno, chicas, yo me voy a cambiar, ¿qué vamos a hacer?
- Yo... preferiría ir al hospital, es lo que más me apetece. Pero entiendo que vosotros queráis ir a otro sitio.
- No, no, por mí también voy al hospital, ayer dejé a Sergio bastante mal, está hecho polvo.
- Y yo también voy contigo, Lu. Por cierto, Pablo, no te había felicitado por lo del bebé. ¡Enhorabuena! –Le da un abrazo mientras Pablo se lo agradece y se agarra a mi cintura mientras Cristina se pierde en su cuarto.
Al llegar al hospital, no podemos pasar a ver a Carol pues le están haciendo unas pruebas, rutinarias según la enfermera. Por no estar siempre en la sala de espera, Cris y yo bajamos a la cafetería. Estamos tomando un café cuando entra Ángela, la chica de ayer. Al verla, le saludo con la mano indicándole que se acerque.
- Hola, Ángela, ¿qué tal?
- Muy bien. Venía a despejarme un poco de la sensación que tengo en la sala de espera...
- Claro, ¿quieres sentarte con nosotras?
- Eh... claro. –Sonríe levemente y se sienta.
- Mira, ésta es mi hermana, Cristina. Ella es Ángela. –ambas se saludan y Ángela pide otro café.- ¿Qué tal sigue tu padre?
- Más o menos como ayer, la verdad es que tampoco nos han dicho mucho sobre su estado. Estoy esperando que llegue mi hermano, pues viene de un viaje.
- Bueno, así no te sentirás tan sola, pues tu madre me imagino que lo estará pasando mal.
- Sí... creo que no ha pegado ojo en toda la noche.
- Tranquila, es normal.
- Sí...
- Oye, Lucía, voy a comprar una revista, para que tengamos algo con que pasar el tiempo; he visto un quiosco en la entrada del hospital.
- Claro, es una buena idea. –Mi hermana sale de la cafetería y desaparece por el pasillo.
- Os parecéis mucho.
- ¿Tú crees?
- Sí. Ayer en cuanto os vi lo supe. Por cierto... no me has contado por qué estás tú aquí.
- Ah, es verdad. Es por mi mejor amiga. Tuvo un accidente el otro día. También de tráfico.
- Y ¿está muy grave?
- Bastante. Aún no ha salido del coma. Pero yo confío en que lo haga pronto, o al menos así será.
- Seguro que sí, ya lo verás. –Me coge la mano y ambas sonreímos.- Oye... ayer me dijiste que estabas pasando por una mal momento emocional. ¿Quieres hablar de ello?
- Bueno... hace poco, una semana o dos, descubrí a mi novio con otra.
- Vaya... lo siento.
- No, no importa. No te voy a decir que lo tengo superado, porque no es verdad, pero ahora tengo cosas más importantes en qué pensar.
- Claro, te entiendo perfectamente.
Poco después volvemos a la sala de espera a la vez que mi hermana. Y otra vez a esperar. De repente, acordándome de lo del padre de Ángela, recuerdo lo que pasó con el padre de Pablo... lo miro y tiene la vista fija en el suelo. Fue hace dos años y también fue un gran palo para él. Se llevaba realmente bien con su padre y fue tan de repente...

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