TODO LISTO (VIII)
Vamos hacia los demás y en un momento miro la hora. Son las cinco de la madrugada. Cuando llegamos, justo el médico acaba de llegar y oímos todo lo que tiene que decir.
- ¡¿Dónde está mi hija, doctor, dónde está?!
- Tranquila, señora, su hija sigue en su habitación. Su hija ha hecho una parada cardiaca, pro la hemos podido remontar y ahora sigue en estado crítico. Estamos haciendo todo lo que está en nuestras manos.
El médico se marcha sin decir nada más y en mi estado de trance oigo a Julia gritar mientras se cae al suelo.
- ¡Noooo! –Veo al padre de Carol y a Sergio levantarla mientras hecho a correr hacia la sala de espera y apoyándome en la pared, llorando, me deslizo hasta quedarme en cuclillas mientras ahogo mis gritos con mi mano. Inmediatamente después, está Pablo agachado abrazándome.
- “Tranquila, mi princesa, tranquila.”
Así me quedo durante mucho rato, hasta que Pablo va un momento a hablar con Sergio y al volver me levanta y me saca a la calle. Antes viene julia y nos damos un abrazo en el que sobran las palabras. Ya en la calle, Pablo me dice que me va a llevar a casa. En ese momento, yo me desmorono y empiezo a golpear sin pensarlo a Pablo mientras grito.
- ¡¿Por qué? ¿Por qué otra vez, cuántas veces más nos vas a hacer pasar por esto, eh?! ¡Noooo!
Pablo intenta tranquilizarme agarrándome y me coge cuando estoy a punto de caer. Me sube al coche y estoy todo el trayecto con la cabeza apoyada en la ventanilla, mientras las lágrimas resbalan por mi mejilla. Una de las veces miro a Pablo y veo que también las lágrimas surcan sus mejillas. Lo está pasando muy mal. Carol también era su amiga y encima vernos a Sergio y a mí tan mal tiene que ser muy duro. Al fin llegamos a mi casa y según llego me tumbo en la cama mientras Pablo me acaricia la cabeza y me dice que él está conmigo. Le pido que no me deje sola y que por favor se quede esta noche conmigo. Pablo se duerme a mi lado, agarrándome, mientras yo difícilmente concilio el sueño.
Me acabo de despertar. Me giro en la cama y está vacía. Se oye ruido por la casa. Miro el reloj y son las doce y media del mediodía. Salgo de mi cuarto y voy a la cocina, donde Pablo está leyendo el periódico. Por detrás le doy un beso en la mejilla y enseguida se levanta.
- ¿Qué tal estás, te sientes bien?
- Sí, sí, me ha sentado muy bien descansar. Gracias por quedarte esta noche conmigo.
- Por supuesto, cariño. Voy a prepararte el desayuno ahora mismo.
- Ehh... bueno, entonces voy a ducharme en un momento.
En cuanto noto el agua caliente por mi cuerpo, pienso que hacía mucho tiempo que no me sentía tan bien. Mientras me visto, pienso en lo que tengo que hacer hoy. Tengo que llamar a Claudia, mi jefa; tengo que bajar a comprar comida y arreglar un poco la casa para cuando venga Cris. Ella tiene aquí su habitación. Mis padres se llevaron a Asturias su cuarto, aunque yo me quedé con la cama de matrimonio, y el salón, para el de aquí compraron unos muebles nuevos a mi gusto y en su cuarto no hay nada de momento, es lo que tiene ser una niña mimada.
Cuando llego a la cocina, Pablo me está esperando en la mesa, donde hay una café con leche, como a mí me gusta, un zumo de naranja y unos huevos fritos.
- Oye, ¿pero cómo me voy a comer yo sola todo ésto? –Digo riendo mientras me siento.
- Sabes, me encanta verte sonreír, de verdad.
Sigo sonriendo mientras empiezo con mi desayuno.
- Mira, de verdad, como un poco de esto, Pablo, que yo tengo mucho y además, no me gusta que me miren cuando estoy comiendo.
- Pues a mí me encanta verte comer. Yo ya he desayunado antes y tú estos días no has comido casi nada.
Cuando termino de desayunar me voy a lavar los dientes.
- Pablo, voy a llamar a Claudia antes de que cierre. Y luego voy a comprar, ¿vienes conmigo?
- Claro, yo también voy a llamar a Sergio, ¿le digo que vamos por la tarde?
- Sí, sobre las cinco.
- Bien
Le dejo a Pablo hablando con Sergio por el móvil mientras yo llamo a la tienda.
- Ropa y moda Slov, buenos días.
- Hola, Claudia, soy Lucía.
- ¡Hola, guapa! ¿Qué tal estás?, ¿y Carolina?
- Bueno, sigue inconsciente y esta noche ha tenido una parada cardiaca.
- Vaya... lo siento.
- Sí. Quería pedirte unos días, porque no tengo muchas ganas de estar con la gente en la tienda, no sé si me entiendes.
- Claro que sí. Mira, ahora no es la época que más compra la gente y con Ana y Miranda nos arreglamos, de verdad.
- Muchas gracias. Pues voy la semana que viene.
- Tranquila, si quieres, vienes la semana que viene y vemos si nos eres indispensable. –Sonreí al teléfono.- Bueno, que Ana y Miranda te mandan un beso.
- Otro para ellas.
- Venga, chica, ¡adiós!
- Adiós.
Cuando acabo de hablar, Pablo y yo salimos a la calle. Compramos es el periódico y algo de comida. Al subir, me pongo un chándal y me pongo a recoger el salón, mientras Pablo va a hacer la comida. Limpió el polvo y paso la aspiradora. Limpió el baño y al entrar al cuarto de Cris veo que tengo todos mis CDs esparcidos por su mesa vacía. Se llevó todas sus cosas, menos los muebles, claro. Recojo todos los discos y los pongo en la torre ordenados.
- ¡Lucía, ya está la comida!, ¿vienes a comer?
- Sí, ya voy, cariño.
Comemos los espaguetis que ha preparado y fruta. Empiezo a recoger.
- No, no, deja, ya recojo yo.
- Pero ya te ayudo.
- No hace falta, tú vete a descansar.
- Uy, si todavía tengo que hacer mi cuarto, terminar el de Cris y barrer el pasillo.
- Bueno, pues recojo esto y ya te ayudo.
Vuelvo a la habitación de mi hermana y paso el polvo por todos los muebles. Voy a mi cuarto y repito lo mismo. Empiezo limpiando el ordenador, la mesa, las baldas... Aparece Pablo en la puerta.
- A ver, ¿qué hago?
- Pues falta barrer las dos habitaciones y el pasillo, puedes empezar con la de mi hermana mientras termino mi cuarto.
- Muy bien.
Se va y yo termino con el polvo y hago la cama. Al terminar, cojo otra escoba y mientras Pablo barre el pasillo, yo barro mi cuarto. Cuando ya está todo hecho, nos sentamos en el sofá a descansar un rato. tras este pequeño descanso, me levanto:
- Voy a vestirme, ¿vamos ya al hospital?
- Como quieras, cariño, ¿oye, vas a pasar por casa antes de ir al aeropuerto?
- Eh... no, creo que no. Vamos mejor directos y luego ya vendremos a casa.
- Vale, voy a beber agua que me muero de sed... –El también se levanta del sofá, me da un vaso y se dirige a la cocina. Me cambio y al salir por la puerta me vuelvo a acordar de lo que pasó la noche anterior, la recaída de Carol y.... empiezo a pensar en lo peor.
- ¿Y si se ha muerto?
- ¿Eh? Lucía... no pienses así, estabas muy bien durante todo el día, si hubiera pasado algo, nos lo habrían dicho, ¿no crees?
No sé... no sé que me pasa, bueno, mejor vamos que ya tengo ganas de llegar y ver qué tal.
viernes, 17 de abril de 2009
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