viernes, 17 de abril de 2009

Capítulo 9

MI HERMANA CRISTINA (IX)

Llegamos al hospital y Julia me dice como en otro mundo que sigue en el mismo estado que el día anterior, antes de la parada. Bueno, por lo menos no ha empeorado. Estamos unas dos horas más o menos en el hospital y cuando nos vamos, durante todo el viaje estoy un poco nerviosa. Hace mucho que no veo a mi hermana y no estoy segura de si comprende lo que me está pasando, pero sí es verdad que siempre que he tenido algún problema, mi hermana ha estado conmigo, aunque suela estar en las nubes, sabe cuando poner los pies en la tierra. Mientras esperamos en al estación el tiempo se me hace eterno. De repente veo que llega el tren de mi hermana y empieza a salir la gente de los vagones. A lo lejos veo a mi hermana que viene con las maletas. Llega como a cámara lenta, mientras yo mantengo al cara sin expresión alguna, sin embargo, cuando me mira fijamente e impulsivamente me abraza, sonrío feliz. Desde luego, ésta es mi hermana. En estos momentos me doy cuenta de la falta que me hace a mi lado y de lo que necesitaba un abrazo.
- Lucía.. ¿qué tal?
- Bien, bueno, ¿qué tal el viaje?
- Muy bien, un poco aburrida ya, pero bueno. Oye, Pablo, perdona que no te haya saludado, no me he dado cuenta. –Se dan un abrazo.
- Tranquila, me alegro de que estés bien.
- Y yo.
- Bueno, Cris, ¿te parece que vayamos a la casa?
- Claro, ya tengo ganas de verla...
Pablo nos lleva a casa y sube las maletas de Cris.
- Bueno, chicas, yo os dejo.
- ¿Te vas? –Pregunto sorprendida.
- Sí, mañana tengo que ir a trabajar pronto, además, estoy seguro de que tenéis muchas copas de qué hablar. Ya hablaremos mañana. Bueno, chicas, que lo paséis bien, buenas noches. –Le da un beso a Cris en la mejilla y a mí en los labios.
- Adiós, cariño.
- Hasta mañana, Pablo.
Se va y miro a Cris, que me sonríe.
- Voy a hacer la cena, ¿vas deshaciendo la maleta?
- Claro.
- ¿Qué quieres para cenar?
- Lo que quieras tú.
- ¡Pero acabas de llegar! Elige lo que quieras. –Digo sonriendo.
- Está bien... una ensalada y huevo frito.
- (Me río.) No has cambiado nada... nunca quieres cosas muy elaboradas...
- Ya, prefiero las cosas sencillas... Oye, voy al baño que no aguanto más.
- Claro, estoy en la cocina si necesitas algo.
- Bien. –Sonriendo va al baño y yo empiezo a hacer la cena.
Intento preparar la ensalada lo mejor que puedo, recordando lo que más le gusta a Cris, no estoy segura.... así que le pongo de todo. Poco después oigo a mi hermana gritar.
- ¡Lucía, te he traído una cosa, ven un momento, por favor!
- ¡Un segundo, ya voy!
Termino con la ensalada y voy al cuarto de mi hermana.
- Mira, te he traído esto, lo compré en el viaje que estaba haciendo con los papás. Espero que te guste.
Me entrega una caja envuelta. Poco a poco y con mucho cuidado desenvuelvo el paquete. Es un precioso marco de fotos tallado en madera, en los bordes talladas hadas del bosque y rematadas con pintura.
- Cris... es precioso, yo... no sé qué decir.... muchas gracias, de verdad. –Le estrecho la mano mientras nuestras caras sonríen...
- Bueno, pues me alegro de que te guste, no sabía qué coger y me pareció tan bonito... Ala, pues voy a terminar con la maleta. ¡Ah!
- Se me olvidaba, papá me ha dado dinero para que te lo de, como ahora somos dos en casa..... –Busca en la maleta y saca un sobre que me tiende.- Toma.
- Bien... lo voy a dejar en el salón, ahora mismo no necesito dinero, tengo suficiente.
Vuelvo a terminar de preparar la cena. Al poco rato llega mi hermana y me ayuda a poner la mesa. Después de servir nos sentamos a cenar y la veo mirar el tomate de la ensalada raramente.
- ¡Ay! El tomate, ¿no te gusta verdad? Perdona, lo había olvidado.
- No, no importa, ya lo como. –Forzando una sonrisa se lleva un trozo a la boca.
- No, no, trae, ya me lo como yo, no sé cómo no me he dado cuenta.. lo siento.
- Tranquila, Lucía, de verdad, no pasa nada.
Seguimos cenando en silencio.
- Está todo muy rico, Lucía.
- Gracias, Cris.
Recogemos juntas la cocina y después vamos al sofá.
- Y dime, hermanita, ¿Qué tal la vida?
- Bueno, pues la verdad, no sé... me gustaba cuidar los niños, pero.... no sé lo que a mí me gusta es actuar... eso es lo que yo quiero hacer.
- Tranquila, Cris, lo conseguirás, estoy segura. –Le aprieto la mano y nos sonreímos cuando el teléfono nos sorprende a las dos.
- Ya cojo. –Mientras cojo el teléfono me pregunto quién será y sólo deseo que no sea del hospital con malas noticias.- ¿S..sí?
- ¿Lucía?, mi amor, ¿qué tal? ¿ha llegado Cristina?
- Mamá... qué susto... creí que llamaban del hospital porque había pasado algo...
- Perdona, hija, no quería asustarte, ¿cómo sigue Carolina?
- Igual, mamá, sigue igual de mal.
- Ay.... no sabes cuánto lo siento, mi niña, de verdad espero que se recupere pronto.
- Si lo hace, mamá, si lo hace. –Repentinamente le paso el teléfono a Cristina y salgo de la habitación con lágrimas en los ojos.
Desde el pasillo oigo a mi hermana al teléfono.
- Hola, mamá... ha salido llorando... sí, ahora voy con ella... sí, yo he llegado bien, el viaje ha sido normal pero aburrido y Lucía y Pablo me han ido a recoger... adiós, un beso, y otro a papá desde aquí.
Mi hermana viene conmigo y juntas vamos a mi cuarto y nos sentamos en la cama.
- Lucía, ¿quieres hablar? Yo... yo estoy si quieres hablar... o si no quieres... pues para estar contigo.
- Gracias, Cris, yo... yo... prefiero no hablar, no, no me apetece hablar del tema, ya es bastante doloroso sólo recordar.
- Claro, tranquila. –Me abraza y nos quedamos un rato así. Es bueno sentir a una persona cerca, cuando crees todo tu mundo se te viene encima.

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